En un extraordinario texto de Thomas Mann, en el que analiza la obra del filósofo Shopenhauer, formula, con una belleza extraordinaria (bella por la metáfora usada y, especialmente, por el carácter sintético que representa), una visión de lo que ha sido la columna vertebral de la Ciencia y de la Filosofía.
Para Thomas Mann desde Platón hasta Kant y, poco después, Shopenhauer, la preocupación de la Ciencia y de la Filosofía ha sido delimitar con precisión el uso del artículo determinado y del artículo indeterminado.
Realmente es genial. Resumir la historia de la Ciencia y de la Filosofía como un diálogo entre el artículo determinado y el artículo intederminado es ciertamente genial.
El artículo determinado apunta a lo que vemos, se mueve en la esfera de las representaciones, en la esfera de lo visual, de lo sensible: «Una casa», «una buena acción», «un círculo», «un cacto amoroso», etc. El artículo indeterminado, por el contrario, nos trasporta a la idea, a lo que no vemos, a la unidad, a lo invisible: «La casa», «la buena acción», «el círculo», «el amor».
Siempre en la historia del conocimiento se ha dado esta dualidad: entre lo que vemos y lo que no vemos. Entre la diversidad de lo visible y la necesidad de la unidad formal que fundamenta, desde detrás, esa diversidad. Desde Tales de Mileto, en realidad, está presente esta dualidad. Cuando él se planteaba lo que había detrás de todas las cosas, lo que había detrás de la diversidad de formas de presentación de esas cosas, en realidad buscaba un artículo indeterminado que unificara la pluralidad de artículos determinados que visualizaba. El agua como explicación de todo lo que hay fue la solución para él. El agua es, para él, el artículo indeterminado que da unidad a la pluralidad de nuestra mirada hecha de artículos determinados.
Y la historia de la Ciencia y de la Filosofía es eso: la búsqueda de la unidad en la diversidad. Con Platón es clarísimo: Las ideas son esos elementos a modo de artículo indeterminados que explican, desde la cueva, que veamos sus sombras proyectadas en forma de pluralidad visualizada a modo de artículos determinados. Lo que vemos son «unas buenas acciones», «unos círculos», etc, que son sombras de «la bondad», «del círculo», etc.
Y todo esto, ¿qué tiene que ver con la Estadística? Pues mucho. Muchísimo.
La Estadística puede verse como un diálogo entre lo determinado, lo que vemos, las muestras, la pluralidad de lo visible, y lo indeterminado, lo que no vemos, las poblaciones, los totales inaccesibles y que queremos delimitar, dibujar. La Estadística es un ir de lo determinado a lo indeterminado. La Estadística es un repertorio de técnicas para alzarse desde lo diverso y parcial a lo unitario y desconocido. La Estadística es un mecanismo que ayuda a hacer ese tránsito que ha interesado e interesa desde hace dos milenios y medio a la humanidad.
Seguramente la Estadística es una de las más fundamentales herramientas que tenemos en la Ciencia y la Filosofía para hacer ese transito desde lo determinado a lo indeterminado que es el camino que ha hecho la Ciencia y la Filosofía dede que a partir de Tales de Mileto comenzó el camino del mito al logos.
Vale la pena una disciplina tan trascendental como la Estadística, sin lugar a dudas.